Tras un año de intensa sequía, el mes de mayo nos regaló abundantes precipitaciones. Y aunque este fenómeno no siempre nos favorece por el posible desarrollo de enfermedades criptogámicas, nuestros campos se encuentran en su mejor momento.
El agua junto con el aumento de las temperaturas de los últimos días nos ha traído una excelente floración que pronto se convertirán en las uvas de la próxima añada.
Desde nuestra bodega realizamos un trabajo continuo de vigilancia y prevención en el estado de salud de nuestros viñedos, viendo cómo nuestros proyectos en I+D+i empiezan a dar sus frutos.
La cubierta vegetal plantada en otoño ha favorecido el mantenimiento del buen estado del suelo, gracias a su retención de agua y mejora en la infiltración de las lluvias.
Siempre hemos buscado la calidad en todos nuestros procesos desde nuestra filosofía de ecología en la viticultura.